N/A
Antes que nada, quiero aclarar que este no es un crossovers de Tenchi Muyō, no utilizare ninguno de los personajes de dicho anime, ellos son propiedad de Kajishima Masaki y Hiroshi Hayashi. Lo único que tendrá una ligera similitud, es la historia y planeó retorcer la hasta incorporar los personajes de Bleach. También utilizaré uno que otro término utilizado en el anime, como Espacio pirata, el planeta Jurait entre otras cosas.
Mientras que si tomare prestados los personajes de Bleach aclarando que ni el anime, ni sus personajes me pertenecen son propiedad única de la ingeniosa mente de Tite Kubo.
Sin mas por decir les dejo con la historia, esperando que la disfruten tanto o mas, como yo lo hice, escribiéndola.
Para que la historia cobre un mejor sentido:
Los POV y conversaciones del personaje.
El relato hecho por autor.
«Pensamientos»
(Notas de autor)
- Conversaciones con el alma.
"Repuesta a conversación con el alma"
^ Flash Black^
DESTINO Ó CASUALIDAD
Capitulo 2
¡Soy Kurosaki Ichigo, no un alíen! ¿Duende?
Ichigo POV
Me sentía mareado a pesar de tener los ojos cerrados, mis músculos me dolían como si hubiera estado en una constante pelea con el capitán de la Fuerza Armada y un dolor punzante taladraba mi cabeza como un taladro.
Abrí los ojos, pero aun veía todo oscuro, conjeturé que aun estaba en mi nave rumbo a un destino cualquiera, para perder la extraña nave que me seguía desde hace días. Entonces fue cuando los recuerdos atiborraron mi mente, el ataque de ese espacio pirata, mi nave dañada, el aterrizaje forzoso en un planeta desconocido, una extraña chica del tamaño de un duende, pero linda, con un carácter horrible me golpeo con algún tipo de arma y me dejo inconsciente.
— ¿Donde demonios estoy? — Grite en estado de pánico. En ese mismo momento las puertas se abrieron y la repentina luz que entro me segó momentáneamente, trate de salir a toda prisa, pero tropecé con algo y caí al suelo.
— ¿Donde esta mi nave? — Cuestione con el mismo tono de voz, unas pequeñas y delgadas manos cubrieron mi boca, trate de levantarme, pero un peso extra sobre mi me lo impidió. Además, de que estaba débil por el viaje y tenía hambre, no había comido en días.
«Zangetsu». — Llame a mi espada con urgencia desde mi mente, pero no sucedió absolutamente nada. Por lo que deduje que no estaba en peligro, mi espada siempre se activa con solo llamar su nombre cuando la situación es crítica o mis emociones están por explotar.
Trate de relajarme, bajo el cuerpo de mi agresor, levante la vista para darme cuenta que se trataba de una chica, me sentí tan débil, la situación era tan humillante, seguramente mi padre se burlaría de mi, si se enterara. Claro que eso no ocurriría, por algo prometí nunca volver.
— ¿Todo esta bien, Rukia? — Pregunto una voz desconocida.
— Cállate, vas a despertar a todos. — Susurro la chica. Una parte de mi mente la recordó, pero no sabia de donde. Su corto cabello negro caía elegantemente sobre su fino rostro, su piel era más pálida que la mía, sus ojos me cautivaron, jamás había visto ese extraño efecto, una combinación de azul oscuro con violeta intenso, su cuerpo era menudo, no tenía un abultado pecho, pero sus piernas lo recompensaban, eran fuertes y níveas. Me tenían atrapado entre el suelo y su cuerpo, mis manos estaban inconscientemente en su diminuta cintura. Las retire velozmente, como si su cuerpo me quemara.
— Si, no es nada. — Respondió mi agresor. La persona detrás parecía convencida, porque escuche el suelo crujir mientras se alejaba.
— ¡El desayuno esta listo! — Aviso la voz desde lejos.
— Escucha, te soltare si prometes no gritar. Nadie debe de saber que estas aquí. Anoche te golpee y te desmayaste, no sabia que hacer y te traje a mi casa, esta es mi habitación — Me dijo, yo solo asentí en afirmación, ¿Que otra tenia?
Quito sus manos de mi boca y me dejo en libertad, me arrastre con mis codos hasta que mi espalda golpeo con algo blando.
— Tú eres el duende que me golpeo en la cabeza. — Me queje con molestia. Unas venas aparecieron el la frente de la chica.
— ¡¿A quien llamas duende?! ¡Idiota!. — Me golpeo en la cabeza con furia. Ninguna chica en mi vida me había golpeado o siquiera tocado, extrañamente se sentía bien ser tratado como una persona normal. Tal vez fue esa actitud la que me obligo a ser yo mismo y no utilizar mí mascara.
— ¡A ti!, no veo a otra enana golpeadora. — Respondí con sarcasmo, eso enfureció más a la chica. Trato de golpearme, pero esta vez detuve su mano antes de que me tocara.
— ¡Que insolente! Si no fuera por mí, estarías tirando en el suelo inconsciente. — Me reclamo arrebatando su mano de las mías.
— No estaría en esta situación, si no fuera por ti. Te recuerdo que tú me golpeaste, — Me quejé frunciendo el ceño y cruzándome de brazos.
Rukia POV
Sus ojos almendrados me observaron tan intensamente que no podía evitar sentirme nerviosa, el tenerlo aprisionado con mi cuerpo, no ayudaba, jamás había tocado a ningún chico como lo estaba haciendo. El dejo de forcejear y se quedo quieto, examinándome con esos hermosos ojos, como si yo fuera el alienígena.
En cuanto retire mis manos de encima de su cara, se alejo ayudándose con sus codos, hasta que su espalda pego con la orilla de mi cama. Me quede sentada en el suelo, frente a el, observándole, para mi no parecía ningún extraterrestre, nada parecido a los de las películas.
No tenía tentáculos, piel babosa color verde o una cabeza deforme, ni mucho menos ojos saltones. No era más que un humano a mis ojos. Incluso a pesar de sus extrañas ropas, un chico extremadamente guapo, su cabello inusualmente anaranjado y sus ojos almendrados le daban un aire misterioso. Esos pensamiento los elimine en cuanto hablo, su voz era profunda acusadora y me estaba insultando.
— ¡Tú eres el duende que me golpeo en la cabeza! — Recriminó. En cuanto escuche que se burlaba de mi estatura me enfurecí, olvidándome de que su enorme espada estaba sobre mi cama a unos centímetros de su dueño y que en cualquier segundo podría tomarla y partirme en dos, de un tajo.
— ¡¿A quien llamas duende?! ¡Idiota!. — Grite golpeándolo en la cabeza como a un niño.
— ¡A ti!, no veo a otra enana golpeadora. — Respondió con tono sarcástico, sin dejar de burlase de mi apariencia en ningún momento. Trate de golpearlo de nuevo, pero me detuvo con una de sus manos enguantadas, no sabia si se sentirían esperas o lisas, tal vez incluso estaba escondiendo sus tentáculos bajo esos guantes.
— ¡Que insolente! Si no fuera por mí, estarías tirando en el suelo inconsciente. — Le recordé alejándome un poco.
— No estaría en esta situación, si no fuera por ti. Te recuerdo que tú me golpeaste. — Se quejo cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Permanecí en completo silencio porque claramente el tenia la razón, si no lo hubiera golpeado con ese palo, no habría sentido preocupación alguna, incluso tal vez se hubiera retirado de regreso al planeta por el que vino.
Autor POV
El silencio reino en la habitación por unos minutos. Ninguno de los dos únicos ocupantes, planeaba abrir la boca, estaban cada uno perdido en sus pensamientos.
« ¿Quien demonios se cree para hablarme así? ¡Ella me golpeo y me dejo inconsciente! Es toda su culpa, yo ni siquiera ataque a nadie. Además a que chica normal se le ocurriría ir sola a investigar una nave desconocida, que claramente podría ser una criatura hostil, pero a pesar de eso me trajo hasta aquí… Espera, ¿como rayos me trajo aquí? Siendo tan pequeña debió a ver sido muy difícil». — Ese pensamiento lo estaba obligando a agradecer a su agresor, pero otra parte de su subconsciente orgulloso se negaba completamente.
« ¿Como se le ocurre reclamarme? Después de todo lo que pase para traerlo hasta mi casa, sin que nadie se diera cuenta. Si admito, que es mi culpa por golpearlo, el ni siquiera trato de atacarme. Un segundo en verdad es un extraterrestre ¿Que planes tiene para la tierra?… Sera, mejor preguntar. ¡Si claro Rukia! Seguramente te dirá todos sus planes para gobernar la tierra». — Su mente gritaba, observando de reojo al joven que al parecer entro en un debate mental al igual que ella.
— ¿Como te llamas? — Preguntaron casi en un gruñido, al mismo tiempo.
Por otros minutos se volvieron a quedar en silenció con la mirada fija en cualquier otro lado, esperando que alguno de los dos se dignara a hablar.
— Soy Kurosaki Ichigo y no un alíen. — Hablo primero Ichigo, lo suficiente alto para lucir amenazador.
— Soy Kuchiki Rukia y no un duende. — Respondió con los mismos tonos de voz.
— ¿Que planeta, es este? — Pregunto el peli-naranja. Levantándose lentamente, llevándose una mano a la cabeza donde fue golpeado, pero ahora estaba vendado y el hinchazón había desaparecido.
— ¡La tierra! — Respondió Rukia sentándose en la cama junto al arma, no perdiendo de vista al chico que comenzó a estudiar su habitación con ojos calculadores, dirigiéndose a la enorme ventana, admirando el paisaje.
—Gracias. — Agradeció con la vista perdida en el bosque que se extendía por todo el lugar. Rukia solo asintió con la cabeza.
— ¡Oye! ¿De donde vienes? Realmente eres de otro planeta. — Interrogo Rukia con interés.
— Si. — Suspiro pesadamente antes de continuar dudando o no en decirle la verdad. Se acerco hacia la chica sentándose junto a ella, tomando su espada y recargándola en la pared. Rukia se removió incomodo alejándose un poco.
« ¡Que mas da! Sera mejor decirle la verdad, no creo que entienda ni la mas mínima palabra» Pensó antes de comenzar su historia. En su muñeca derecha ya hacia una gruesa pulsera metálica en forma de reloj, en cuanto sus dedos tocaron la plataforma lisa, se extendió una pantalla táctil con números y letras desconocidos para Rukia.
— ¿Que es eso? — Interrogo Rukia suspicaz. Abriendo muchos los ojos ante tal despliegue de tecnología.
— Tranquilízate, Rukia ¿No es un arma? Se trata de mi base de datos. — Tranquilizo sonriendo ante las reacciones de la joven.
— ¡Muéstrame el planeta Jurait en la Galaxia 224! — Ordeno a la maquina, repentinamente la habitación se oscureció y una proyección del inmenso espacio exterior apareció ante ellos.
— Es hermoso. — Jadeo Rukia, su mirada perdida en el espectáculo que se extendió ante sus ojos, reflejando la oscuridad con destellos blancos de estrella y planetas.
— En realidad es más espectacular cuando lo ves en persona. — Hablo despacio el joven, observando como la proyección se movía a una velocidad impresionante entre galaxias.
— Planeta Jurait en la galaxia 224, encontrado. — Aviso una voz femenina desde la pantalla táctil. La proyección se detuvo mostrando un gigantesco planeta color verde azulado, rodeado de tres aros plateados, donde varias naves espaciales entraban y salían a velocidad luz.
— Ese es el planeta de donde provengo, Jurait. Es magnífico ¿no? — Murmuró Ichigo con una mueca disfrazada de sonrisa.
— Lo es. — Aseguro asombrada Rukia.
— ¿A que vienes a la tierra? — Pregunto Rukia, desviando su mirada al joven. En un parpadeo la proyección desapareció y la habitación regreso a la normalidad.
— No vengo a causar problemas o conquistar este planeta, así que relájate. Yo amó mi planeta, sus cristalinos lagos, sus frondosos bosques, sus prados inundados de flores, el potente viento anunciando la llegada del verano y el fin del invierno, sus habitantes, daría todo por protegerlos. Incluso si eso implicara a que me vieran como un traidor, con tal de mantenerlos seguros. — Ichigo se recostó en la cómoda cama con los brazos detrás de la cabeza en forma de almohada mientras describía su planeta con añoranza y una mirada lejana fija en el techo de la habitación tomaba posesión de sus ojos, como si hubiera estado demasiado tiempo lejos de su planeta.
— Si tanto te importa tu planeta, ¿Porque te fuiste? — Susurro Rukia recargándose en la cabecera de la cama sin quitar los ojos del joven.
— Primero debes entender que en el Planeta Jurait. Las reglas y normas lo son todo, tener sentimientos o pensar por ti mismo esta penado por la más dura condena. Todos los clanes están regidos por esas mismas reglas, si llegas a desobedecer las ordenes directas del Consejo de ancianos o del Clan principal, implica ser un traidor a la corona y por lo tanto un fugitivo peligroso, que atenta la seguridad del planeta. — Rukia solo asintió mientras que Ichigo continuo relatando su historia.
— Yo provengo de unos de los Cinco grandes Clanes, que no es otro que el Clan Principal, los herederos a la corona, mi padre es Isshin Kurosaki rey de Jurait y el líder del Clan Noble Kurosaki. Después de que el Consejo de ancianos aprueba alguna ley, la ultima palabra es de mi padre, una vez que la decisión es tomada, no importa si estas o no de acuerdo con ello, se lleva a cabo, inclusive si eres hijo del rey. Si el viejo ordena que saltes, tú saltas, si ordena que asesines, tú asesinas, si ordena que te cases, te casas. — El rostro de Ichigo se ensombreció y su rostro relajado se desmoronó en una mueca agria.
— Eres una especie de príncipe y por tu cara un fugitivo ¿Que fue lo que hiciste o no quisiste hacer? — Inquirió Rukia.
«Es mas inteligente de lo que creí ». — Pensó Ichigo claramente asombrado de las habilidades de la chica por deducir que el es un fugitivo.
— Todo iba bien con mi familia, mis amigos y los habitantes, hasta que cumplí dieciséis años. Ahí fue donde todo se fue en picada. Yo quería unirme al Gotei 13, la fuerza armada de protección del planeta Jurait, pero mi padre tenía otros planes para mí o mejor dicho su consejero. Sosuke Aizen, el consejero idiota del viejo cabra, le metió en la cabeza la estúpida idea de que yo era un irresponsable, que no le importaba nada ni nadie más que yo mismo, por ello mi padre decidió que debía contraer matrimonio, lo mas pronto posible. Al no haber prospecto, Aizen sugirió a su protegida, que resulto ser la última sobreviviente de un clan que se creía extinto. El consejo al enterarse de aquello, acepto inmediatamente la propuesta, papá no se quejo y me ofreció como un pedazo de carne. — Impacto su puño contra la pared.
— El día de mi cumpleaños fue un día que mi padre decidió arruinar, me llamo a su oficina y me explico la nueva orden del Consejo. Yo me negué rotundamente, el se enfureció y me grito, mas bien me ordeno "Debes renunciar a ese sueño mediocre y estúpido. El ser miembro de la fuerza armada no es bien visto por el consejo. Mejor estudia la política y cásate para que heredes la corona". Los años pasaron y yo me seguía negando. Cuando cumplí dieciocho me arte, no soportaba las constantes discusiones con mi padre y ver como mi hermana menor sufría por ello, decidí escaparme y convertirme en un traidor. Desde entonces la policía galáctica me persigue como si fuera un criminal, solo a la espera de que divulgue los secretos de mi Clan. — Termino su relato.
Rukia se quedo en silencio meditando todo la historia del chico. Las palabras que dijo a continuación fueron una apuñalada para el príncipe de Jurai…
— ¡Es solo un matrimonio! Antes dijiste que estabas dispuesto a todo para proteger a los habitantes de tu planeta, pero te niegas a casarte. ¿Eres acaso un cobarde? — Dijo Rukia sin pensar. Ichigo se levanto bruscamente.
— ¡No, me fui por ser un cobarde! Si tan sabia te crees humana, contesta ¿Qué harías tú, si te ordenaran a renunciar a tus sueños, a lo que crees que es correcto? Que te sometan, que te conviertan en una persona sin emociones, que te obligaran a casarte sin amor. — Declaro enfureció subiendo el tono de voz cada vez más, hasta estar casi gritando.
Rukia se arrinconó en su cama, no por miedo, sino por los sentimientos de opresión, que están ocultos detrás de cada palabra.
— ¡Zangetsu! — Grito un nombre desconocido para Rukia. La espada que estaba reposando en la pared junto a la cama desapareció y se materializó en las manos del chico, las vendas que la cubrían, subieron como serpientes blancas por su brazo, desenvolviendo la espada, dejando desnuda su punta filosa, sus ojos antes almendrados y pacíficos, se volvieron azul celeste y un aura amenazadora, del mismo color se apodero de todo el cuerpo del chico.
«Que es este despliegue tan impresionante de poder, no puedo respirar, mi cuerpo se siente tan pesado, como si la gravedad de mi habitación aumentará cincuenta veces». — Pensó sintiéndose enferma, pero eso no impidió que hablara, al darse cuenta de que fue un error fatal el juzgar al chico.
— No quise decir aquello, Ichigo. — Ronroneo tan bajo como el maullido de un gato.
Ichigo al escuchar de los labios de Rukia la disculpa sincera y su nombre, pareció apaciguar la furia que lo estaba consumiendo por dentro. La puerta se abrió bruscamente revelando a dos hombres, uno de aspecto enfermizo que lucia más preocupado que el más joven, de cabellos azabaches que mantenía su mirada estoica en el chico.
— Rukia ¿Estas bien? — Grito Ukitake, paralizándose en la puerta junto al pelinegro.
« ¿Que hace aquí un miembro del Gotei 13? Su poder espiritual es tan alto como el de un capitán, tal vez más, a pesar de lucir tan joven, seguramente un prodigio. Eso no importa ahora, si viene por Rukia, lo matare». — Pensó Byakuya entrando en pánico mentalmente.
— ¡Ni-sama, tío Ukitake! — Murmuro Rukia con la mirada fija en la puerta, su vista se volvió borrosa antes de perder la conciencia. No alcanzando a distinguir las afiladas y largas espadas que portaban.
— ¿Quien eres, Shinigami? — Interrogo Byakuya con tono estoico, respirando normalmente, sin sentirse en lo más mínimo abrumado por la presencia.
— Nadie importante. — Susurro Ichigo, dirigiéndole una mirada culpable al cuerpo de Rukia que ya hacia inconsciente en la cama, antes de desaparecer junto con todo su poder, en un murmullo tan silencioso como el viento, como si jamás hubiera estado ahí.
Rukia despertó a los minutos, encontrándose con el rostro preocupado de su tío.
« ¡Ichigo!». — Grito su mente recordando la mirada intimidante del chico que estaba en su habitación antes de desvanecerse por el despliegue tan estridente poder.
— ¡Tío Ukitake! — Grito levantándose bruscamente.
— Recuéstate Rukia. — Ordeno el hombre con voz baja, empujándola contra la cama con delicadeza.
— ¿Que me paso? Y ¿Donde esta, Ichigo? — Cuestiono alterada y sin pensar en sus palabras, quitándose las manos de encima de su tío.
— ¿Quien es Ichigo? — Preguntó el hombre confuso y con clara sorpresa.
— ¡El chico que estaba aquí, hace un momento! — Respondió Rukia sosteniéndose la cabeza, mientras corría al armario abriéndolo completamente, solo para descubrir que no había más que un par de colchones viejos amontonados.
— ¿De que hablas, Rukia? Cuando te encontré estabas tirada en el suelo inconsciente. No había nadie más aquí. — Explico el hombre sentándose en la orilla de la cama, observando extrañado las acciones de su sobrina.
— Lo siento, debo haberme golpeado la cabeza y soñado con un extraño chico. — Se escudo con una mentira.
— Creí que no te interesaban los chicos. — Sonrió el hombre con cariño. Rukia esta demasiado absorta en sus pensamientos para escuchar las palabras de su tío.
« ¿No estoy tan seguro de que esto sea buena idea?» — Se pregunto el hombre.
« ¿A donde habrá ido? Sera acaso que todo lo ocurrido, no fue más que un sueño» — Pensó desconcertada, recostándose en la cama junto a su tío con la vista perdida en algún punto del techo. Cerró los ojos y al hacerlo la imagen del chico apareció en su mente.
- Fue real. — Susurro una voz melodiosa en su interior.
— ¿Tengo cosas que hacer? — Grito Rukia saltando de su cama y saliendo de su habitación deprisa.
— Pero, Rukia esta lloviendo. — Grito Ukitake con preocupación. Caminando detrás de Rukia, sin obtener éxito al tratar de alcanzarla.
« ¡No, no fue un sueño! Ichigo es real, pero ¿Que es este sentimiento en mi pecho? Porque demonios estoy preocupada por el». — Se pregunto Rukia corriendo a gran velocidad bajo la lluvia.
No tenia idea de a donde se dirigía, sus pies se movieron por si solos, sumergiéndola en el bosque detrás del templo.
Corrió sin descanso, hasta que ya no pudo más, deteniéndose jadeante con la respiración irregular, cayendo sobre su trasero con la espalda recargada en un viejo roble.
« ¿De verdad sucedió?». — Se pregunto, abrazando sus rodillas e inconscientemente levanto el rostro, distinguiendo entre las ramas una extraña silueta.
Se levanto, sacudiendo la parte trasera de sus pantalones cortos, alejándose un poco del tronco, para tener una visión mejor. Entonces lo vio, en todo su esplendor, de pie en la cima del enorme roble, desafiando toda lógica de gravedad, sus ropas se movían con el viento ajeno completamente a su mente, tenia la mirada perdida en el cielo, la lluvia empapando su masculino rostro.
— ¡Ichigo! — Grito, tomando aire desde lo más profundo de sus pulmones…
… ღ…
En la intemperie, el cielo azul, se oscureció repentinamente, desatando una fuerte lluvia que empapaba los arboles, la tierra y a una solitaria silueta vestida de negro, que portaba una gran espada envainada y atada en la espalda, saltando de árbol en árbol a una velocidad increíble. Hasta detenerse por completo en una de las copas más altas de un viejo roble, lejos de la casa de aquella chica, con el rostro levantado y la mirada fija en el cielo nublado, sus ojos regresaron a la normalidad, pero sus pensamientos estaba muy lejos de su cuerpo, ocasionando que no le importara que sus ropas se empaparan y pegaran a su fornido cuerpo como una segunda piel, erizada por el agua fría que caía.
- Dejaste que la ira te consumiera de nuevo, Ichigo. Debes disculparte con esa chica, ella no sabia que sus palabras te afectarían de esa manera. — Sermoneo una voz desde el interior de la espada.
"Lo se, Zangetsu. Pero no me atrevo a regresar y mirarla a los ojos. No, después de utilizar mi poder y lastimarla". — Se reprendió así mismo en voz baja.
— ¡Ichigo! — Una voz grito desde el suelo ganando su atención. Eliminando sus sentimientos de culpa, girando su cabeza al suelo. Entonces la vio, sintió como si la hubiera visto por primera vez, llevaba unos pantalones cortos negros con una blusa blanca, su piel lucia más pálida y estaba completamente mojada haciendo que un rubor rosado adornara sus mejillas.
« ¿Que hace aquí? No debería de haberme seguido, porque razón me seguirá después de lastimarla. Además ¿Como me encontró?» Cavilaba, sus ojos almendrados brillaron y un sentimiento nuevo, completamente extraño se alojo en su pecho, haciendo latir su corazón.
— ¿Puedes bajar? — Pidió en voz calmada y baja. Como si se tratara de una orden, salto desde la cima, cayendo con la agilidad de un gato, al lado de ella, sobre una rodilla y con la cara inclinada al suelo.
— ¿Que haces aquí, tonta? ¡Te vas a enfermar! — Reclamo poniéndose de pie, enfrentándola con su potente mirada.
— ¡Lo mismo podría preguntarte yo, idiota! — Contrarresto Rukia encarándolo sin ningún tipo miedo.
— ¿Como me encontraste? — Cuestiono Ichigo.
— ¡No lo se! ¡Mi cuerpo se movió por si solo! — Contestó. No era una mentira completamente, sus pies en verdad y la extraña voz en su interior, la llevaron a ese lugar.
— Escucha con atención, que no lo pienso repetir. En verdad, lo siento. No debí decir lo que dije, no debí juzgarte como lo hice. No tengo ni las más remota idea de lo que significa para ti, de lo que debes sentir en este momento. — Se disculpo Rukia sin apartar en ningún momento sus ojos azul violeta de los ojos almendrados que se abrieron de la sorpresa.
— También lo siento, no debí actuar, como lo hice. Nunca he sido bueno en controlar mi ira, ni ningún otro sentimiento, por ello, mis poderes se descontrolan tan fácilmente y llega el momento en el que explotan sin avisar, están fuertemente ligados con mis emociones. Se que no me conoces, no debí lastimarte por juzgarme. Lo lamento — Ichigo se disculpo sinceramente, colocando una mirada abatida, expresando por primera vez en su vida los sentimientos que le atormentaban, sintiendo como si un enorme peso de encima, se disipaba, convirtiéndose en nada.
— ¡Yo quiero conocerte! ¿Porque no comenzamos de nuevo? — Susurro Rukia tendiendo una de sus manos. Ichigo la tomo sin vacilar, sintiendo la calidez de las manos de Rukia a pesar de que estaban frías al tacto.
— Soy Ichigo. —
— Soy Rukia. —
Ambos sonrieron mientras estrechaban sus manos. La lluvia se disipo al mismo tiempo en el que ellos se miraba uno al otro, olvidándose de todo a su alrededor…
… ღ…
Ukitake observaba la puerta cada dos segundos, con una mirada llena de preocupación mientras dejaba que su té humeante se enfriara. Estas acciones fueron vistas con desaprobación por el joven hombre de cabellos azabaches que se mantenía en posición recta, tomando con elegancia la tasa de té, bebiendo tragos pequeños con buenos modales, sentando enfrente del nervioso peliblanco.
— ¿Esta completamente seguro que ignorarlo, es lo mejor, Kuchiki-sama? — Pregunto el hombre enfermizo, clavando su mirada en el cuervo.
— El chico no es una amenaza latente. Además, recuerda que para ellos estamos muertos desde hace diez años. — Respondió sin ningún signo de algún sentimiento o titubeó en la voz.
— Seguro ¿Qué tal, si es un rastreador? — Se quejo con latente preocupación, comenzando a toser repetidamente.
— Tranquilízate, si te preocupas demasiado solo lograras que tu enfermedad se complique. Lo mejor es esperar y ver que ocurre a partir de ahora. — Ordeno con frialdad, mientras se levantaba y abandonaba la habitación.
«Espero que esta decisión no nos genere problemas. Aunque no puedo quitarme la sensación de que esto es solo el comienzo, el comienzo de algo más grande». — Cavilo con detenimiento el hombre enfermizo, suspirando con pesadez, mientras observaba como el sol renació entre la oscuridad. Iluminando con sus cálidos rayos las copas de los arboles.