Gracias por los comentarios en el anterior. Como ya dije, es un short, así que el próximo capítulo ya será el último.
-Es una lástima – dijo Ryan, que junto a Esposito, Castle y Beckett se encontraban observando a Amy, quien estaba en un capazo, sobre el escritorio de Beckett.
-¿Por qué lo dices? – preguntó ella.
-El centro al que se la van a llevar, es el mismo que cerraron el mes pasado por una inspección de sanidad. Lo volvieron a abrir la semana pasada, pero según he oído no ha mejorado mucho.
-¿Por qué lo cerraron? – preguntó Castle.
-Ratas. Dos niños fueron hospitalizados por mordedura de ratas – contestó Esposito.
Amy solo tenía tres familiares, su tía y el marido de ésta, con su hija de cuatro años, pero vivían en Los Ángeles, así que hasta el día siguiente no iban a poder ir a recogerla. Mientras tanto, tendría que pasar la noche en un centro de acogida. Los trabajadores sociales llegarían en cualquier momento a recogerla.
-Quizás no sea necesario que Amy pase allí la noche – dijo Kate. Sus compañeros la miraron, sin comprender, pero ella se dirigió al despacho de la Capitana.
Tocó con los nudillos en la puerta y esperó hasta que escuchó un frío adelante por parte de la Capitana. Entró y se quedó a unos pasos del escritorio de ésta, que le miraba esperando una explicación de por qué estaba allí.
-Verá, señor, dadas las malas condiciones del centro al que se van a llevar a la hija de los Sandler, estaba pensando si podría venir a casa conmigo – dijo de un tirón y sin vacilar.
Gates se quitó las gafas y las puso sobre su escritorio, para mirar detenidamente a su mejor Detective.
-¿Quiere usted llevarse al bebé a casa?
-Sí señor. Y, después del ataque a Amanda… bueno, no sabemos si su hija podría llegar a estar en peligro también. Creo que yo podría hacerme cargo de ella hasta que mañana llegue su tía a buscarla. Siempre que usted me de permiso.
La Capitana guardó silencio durante unos instantes.
-Supongo que está usted segura de lo que está haciendo.
-Sí señor, absolutamente.
-En ese caso, yo no tengo ningún problema.
A la Detective Beckett se le escapó una pequeña sonrisa.
-Gracias señor – dijo, antes de abandonar la sala.
Al volver, la Detective tenía un pequeño gesto de satisfacción en el rostro.
-¿Qué le has dicho? – le preguntó Castle, intrigado.
-Amy pasará la noche conmigo.
-¿Qué? ¿Te… te la llevas a casa? – preguntó Esposito.
-Le he dicho a Gates que no me importa cuidarla por una noche – sus compañeros seguían mirándole, extrañados - Le dije a su madre que haría todo lo posible por que Amy estuviese bien – dijo Kate, intentando justificarse.
-Llamaré a los Servicios Sociales, les diré que ya no es necesario que vengan – dijo Esposito, despidiéndose de sus compañeros al mismo tiempo.
Ryan también se despidió de ellos, su familia le esperaba en casa. Así que Castle y Beckett se quedaron solos, con el bebé.
-¿Así que esta pequeña se viene a casa? – dijo Castle, dirigiéndose a Amy que se encontraba chupando un muñeco de tela.
-Mira, Castle, esto no es tu responsabilidad, he sido yo la que ha accedido a hacerse cargo de ella por esta noche así que entendería perfectamente que tú no quisieras…
-Quiero hacerlo – dijo él, sonriéndole – Estoy contigo en esto, ¿no?
Beckett le contestó devolviéndole la sonrisa. Siempre lo había estado.
Cuando Rick llegó con el biberón, se encontró a Kate intentando cambiarle el pañal a Amy, pero al parecer le estaba costando más de lo debido.
-¿Primer pañal? – preguntó el escritor.
La Detective se giró, asintiendo, y al parecer estaba algo irritada.
-¿Cómo puede ser tan complicado poner un pañal Castle? O es que soy demasiado torpe y no valgo para esto.
-No es eso – dijo Rick – Es cuestión de práctica.
El escritor se agachó junto a la cama, al lado de Kate y le enseñó cómo había que hacerlo.
-Hay que cogerle los pies con una mano, pero con suavidad, ¿ves? mientras con la otra, colocas el pañal.
Beckett observaba atenta la ternura con la que Castle trataba a Amy.
-¿Quieres abrochárselo tú? – le preguntó él.
-Claro.
Ella continuó con, al parecer, la parte más sencilla de cambiar un pañal; y después vistió a la pequeña de nuevo con el pijama rosa que llevaba. La niña comenzó a llorar.
-Tiene hambre – dijo Castle, que sujetaba el biberón entre sus manos.
Kate cogió a Amy en brazos y se dirigió a la sala de estar, donde se acomodó en el sofá. Después Castle le ofreció el biberón y Kate se lo sujetó a Amy, mientras succionaba la leche rápidamente. Kate, observaba mientras tanto a la pequeña y le acariciaba con sus dedos la mejilla.
-No sabía que tenías instinto materno – le dijo Castle, con una sonrisa, mientras observaba la escena.
-Y creo que no lo tengo – dijo Kate, riendo.
-Yo creo que sí – le aseguró él.
Cuando Amy se terminó la leche, Castle le dijo a Beckett que tenía que cogerla y darle pequeños toques en la espalda, por si tenía aires.
-Con Alexis funcionaba si me movía mientras tanto en círculos por el salón – dijo, recordando su época de papá soltero y añorando todos esos recuerdos.
La Detective siguió las instrucciones del escritor y comenzó a moverse de un lado a otro con Amy en brazos, mientras le daba pequeños toques en la espalda. Aunque al bebé parecía interesarle más la manga del jersey de la policía que estaba chupando. Parecía cansada.
-Será mejor que vayamos a dormir, ¿eh, pequeña? – dijo Kate, dirigiéndose al bebé.
Castle se fue quitando la ropa para ponerse el pijama, mientras Beckett seguía con la pequeña Amy en brazos. Realmente no quería dejarla sola.
-Anda, ponla aquí – dijo el escritor, mientras retiraba las sábanas de la cama – yo estoy con ella mientras tú te cambias.
Kate dejó a Amy sobre la cama con Castle tumbado a su lado. Sin embargo, Beckett puso al otro lado varias almohadas, por si se caía.
-Estás siendo extremadamente precavida, estoy aquí, no va a pasarle nada.
-Lo siento – dijo ella, no quería que Castle se sintiese molesto – tú tienes más experiencia que yo. Es solo… que no quiero que le ocurra nada, es tan pequeña y parece tan frágil…
-Lo sé, es normal, pero estará bien – le dijo él, mirándole a los ojos, mostrándole confianza.
Ella solamente asintió y fue a cambiarse de ropa y lavarse los dientes. Cuando regresó al dormitorio, Castle estaba hablando con el bebé con una voz animada, Amy estaba riendo y balbuceando sin parar. Kate sonrió al verlos así, le pareció una escena tan fraternal que no pudo evitar pensar en cómo sería si ellos tuviesen un bebé; pero Castle le devolvió a la realidad.
-¿Vienes?
-Sí.
Estaban los tres tumbados en la cama, Castle y Beckett uno a cada lado y Amy en el centro; así que apagaron las luces para intentar dormir, pero duró poco ya que el bebé pronto comenzó a llorar. Tanto Castle como Beckett intentaron calmarle, pero no tuvieron éxito y tampoco sabían qué le ocurría: acababa de comer, así que descartaron que tuviese hambre; le habían cambiado el pañal hacía poco, así tampoco se trataba de eso; y tampoco parecía estar enferma.
-Ya sé qué le ocurre – dijo Castle.
-¿Qué?
-Extraña a su madre. Seguro que es la primera vez que duerme lejos de ella.
Kate se acercó más a Amy y se volvió hacia ella, tumbándose de lado, de modo que ahora su cabeza estaba al lado de la pequeña. Le dio un dulce beso en la mejilla y comenzó a cantarle una dulce nana. El escritor, tumbado con la cabeza apoyada sobre su mano, se quedó hipnotizado, escuchándola. Amy había dejado de llorar.
Hush, little baby, don't say a word.
Mom gonna buy you a mockingbird
And if that mockingbird won't sing,
Mom gonna buy you a diamond rin
gAnd if that diamond ring turns brass,
Mom gonna buy you a looking glass
Amy miraba a Kate fijamente, mientras sus pequeños párpados se iban cerrando poco a poco. La Detective continuó cantando.
And if that looking glass gets broke,
Mom gonna buy you a billy goat
And if that billy goat won't pull,
Mom gonna buy you a cart and bull
And if that cart and bull turn over,
Mom gonna buy you a dog named Rover
And if that dog named Rover won't bark
Mom gonna buy you a horse and cart
And if that horse and cart fall down,
You'll still be the sweetest little baby in town.
La Detective miró a Castle, que todavía la observaba, embobado.
-Lo has hecho muy bien – susurró él.
Ella se sonrojó un poco. No había pensado en cantarle nada, simplemente improvisó y le salió eso. Con cuidado arropó al bebé y puso el chupete, que ésta acababa de escupir, en la mesilla de noche.
-Serías una buena madre, ¿sabes?
-¿De verdad lo crees? – preguntó ella.
-Estoy seguro – parecía sincero - ¿Te gustaría ser madre? – Se arrepintió en el acto de haberlo preguntado, quizás Kate no se sentía preparada todavía. Ella había desviado la mirada, definitivamente no estaba preparada. – Lo siento, no tenemos porqué hablar esto ahora, ¿vale? He sido un tonto, vamos a dormir.
Ella asintió. En realidad sí quería hablar de eso con Castle, pero quizás no era el mejor momento, o al menos no era como ella lo esperaba. Dejó caer su cabeza sobre la almohada, frente a Castle, y pasó una mano por encima de Amy. El escritor entrelazó su mano con la de la Detective y también cerró los ojos, dejando que el sueño se llevase todo el cansancio que había acumulado durante el día.
Gracias por leer :)