Después de tanto tiempo vuelvo con una historia, y lo mejor es que la tengo casi terminada, ¡sólo le falta un capítulo! Así que no va a pasar como en mis anteriores que aún estan en lista de espera. Increíblemente, llegué a casi escribir un longfic, un logro prácticamente imposible para mí, por eso la larga nota introductoria: consta de 13 capítulos, este prólogo y un epílogo. Sólo espero que les guste, sobre todos a las pro Ichihime como yo ^^

Tengo varias aclaraciones que hacer, pero las haré a medida que avance la historia, para no dejar a relucir ningún detalle que repercuta en los siguientes capítulos. Disculpen si el prólogo es aburrido y poco entendible, los prólogos suelen ser así. Ojalá les guste, así puedo seguir subiendo lo que sigue de la historia.

Por último, ¿ALGUIEN ESTÁ INTERESADO/A EN HACER DE BETA PARA ESTE FIC? ¡POR FAVOR MANDAR MD!

Nada más por ahora, espero que disfruten la lectura :)

Disclaimer: Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo.


Cuatro vidas más

"Siento que el cambio de estación verá mi promesa rota. Incluso si te alcanzo con mis manos, mi corazón se mantendrá distante."


Prólogo — La Luna es más bella que estas nubes

Hueco Mundo, una semana después de la derrota de Aizen

Sus pies hacían fácil equilibrio sobre el suelo. Escombros y polvo era lo que cubría Las Noches, un castillo abandonado digno de un rey derrocado. El siempre oscuro cielo de Hueco Mundo combinaba muy bien con el panorama desolador del lugar; sólo ese extraño e inmenso domo con un cielo azul como el de los humanos era digno de admirar, muy posiblemente lo más hermoso de todo ese vasto mundo penoso y solitario. "No obstante, la Luna es más bella que estas nubes" pensó mientras admiraba el astro por uno de los agujeros hechos al domo del edificio. Siguió caminando apenas sintiendo la punta de una roca que se clavó en la planta de su pie desnudo.

Un perro ladró, entonces volvió a bajar la cabeza para verlo a sus pies, moviendo su cola de un lado a otro. Era pequeño, simpático y estaba contento de verlo. Nunca había visto un perro antes, pero sabía que era un perro. Su mente no era para nada compleja y sus recuerdos eran escasos y en ninguno de ellos demostraba ninguna emoción distinta a la alegría o la tristeza. "Es una pena, pero a la vez un bendición" pensó, ya que el perro no conocía lo que el aburrimiento era, ni la desesperación, ni la soledad tampoco. Tal vez tendría una noción de lo que esta última era, sino no estaría tan contento de ver a un desconocido, pero por otro lado (y justo en ese momento) nuestro hombre sintió el reiatsu de, nada más ni nada menos que a un Arrancar: el dueño del perro-hollow.

—Buenos días, Yammy —saludó cortésmente cuando lo tuvo cerca.

—¿Cómo sabes mi nombre, bastardo? —masculló este.

Dándole la espalda al instante, e ignorando su insulto por completo dijo: —Porque lo sé, eso no es importante.

Sus pies descalzos siguieron avanzando y sus ojos solo intentaban encontrar la luna entre los agujeros hechos al techo de Las Noches. A su lado, el pequeño hollow de cuatro patas ladraba contento mientras lo seguía, lo que arrastraba también a su dueño a que siga al intruso del destruido hogar de Arrancars.

Yammy le llevaba distancia al desconocido y cada tanto refunfuñaba y murmuraba excusas para ocultar su curiosidad hacia él. Este, ya cansado de oír las falsas quejas del Espada número 0 hacia su perrito (y también para ayudar a que se humillara menos) desplegó todo su reiatsu y aceleró el paso. Así, tanto Yammy como su mascota lo podrían seguir a la distancia. El Espada quedó sorprendido, no pensó que aquel tipo tendría un reiatsu tan poderoso; pensándolo bien, no tendría que haberlo llamado "bastardo" tan a la ligera.

Yammy en un principio pensó que era un Fracción o un Privaron Espada que había sobrevivido y escapado lejos de Las Noches como tantos otros, pero la magnitud de su reiatsu lo dejó casi perplejo. No recordaba haberlo visto antes y mientras él se debatía de donde había salido ese tipo, el desconocido llegaba a una de las torres de Las Noches, la Quinta Torre, justo donde quería ir. Quedó impresionado y sonrió con malicia. Allí, al igual que arriba del domo, se había librado una gran batalla. Dos reiatsu poderosos se habían enfrentado y todavía quedaban restos de ellos; como la luz de las estrellas que siguen brillando en el cielo aun cuando ya están extintas desde hace miles de años. Ambos reiatsu eran violentos, pero uno era ordenado y contenido, en cambio el otro era una total alegoría al sacrificio, al desorden y la impulsividad. Sin embargo, eso no era lo que más había maravillado al desconocido Arrancar. Porque detrás de ese escenario donde se había librado una lucha a muerte, en un rincón apartado de tanta tempestad, todavía estaban los restos del reiatsu más puro que jamás había sentido en su larga y aburrida vida… o muerte. Percibir aquello, para los humanos, podría compararse con encontrar un tesoro en el abismo del mar.

Se acercó más al lugar donde esa mujer (porque para ser tan puro, debía ser una mujer) había estado. Siguió el rastro, no sólo había estado ahí, sino en distintos lugares, incluso arriba del domo que había estado admirando. Pero, sin ninguna razón aparente, volvía a la torre.

En ese momento aparecieron Yammy y su perrito.

—¿Tienes alguna idea de quienes estuvieron aquí por última vez?

Al principio el Arrancar se mostró reacio en responder, pero entre dientes murmuró: —Creo que aquí peleo Ulquiorra contra un humano.

—Pero no sólo dos personas estuvieron aquí, ¿puedes decirme quién era la tercera?

—No lo sé —Yammy dio un paso adelante, la amabilidad del intruso lo relajaba—. Más abajo yo peleé con otro maldito. A ver, había tres mujeres…

No lo dejó seguir hablando. Lo miró a los ojos, como la primera vez que lo vio y nuevamente le dio la espalda.

—En este momento, creo que me arrepiento de no haberme sometido a Aizen, yo hubiese tomado la tarea de Ulquiorra con gusto. Bueno, ya no importa.

Desenfundó una de las cuatro espadas que traía en su espalda y cortó la nada, abriendo un portal negro. Yammy supo que se trataba de un Garganta.

—¿Qué estás haciendo?

—Estoy aburrido, voy a divertirme en el mundo humano.

El perrito ladró con tristeza, sabiendo que su nuevo amigo se iba.

—Qué lindo perrito —dijo a modo de despedida mientras envainaba otra vez su espada.

Yammy, perplejo, observó mientras el extraño se iba. Recordó en ese mismo instante a la humana que Ulquiorra había secuestrado a pedido de Aizen, mientras se preguntaba como de un momento a otro el extraño supo ese dato.


Karakura, nueve meses después de la derrota de Aizen

—Bueno, eso es básicamente todo Orihime-chan, espero que puedas comprendernos —dijo en tono lastimoso la voz en el teléfono.

La respuesta de Orihime sonó con un claro entusiasmo fingido, intentando ocultar la decepción por la mala noticia: —No te preocupes, Tsukiko-san, encontraré un trabajo cuanto antes. Gracias por todo lo que han hecho por mí los últimos años.

La señora detrás del teléfono se despidió secamente y no le dio tiempo a la joven de desearle unas buenas noches, porque cortó en seguida la llamada.

Inoue Orihime no estaba sorprendida, sabía que ese momento iba a llegar algún día. Le faltaba cada vez menos para la mayoría de edad y ya estaba en condiciones de conseguir un empleo y valerse por sí misma. Siempre supo que la generosidad de Tsukiko-san no sería para siempre y que mantenerla económicamente nunca había sido del agrado de esa casi anciana. Pero lo único que de verdad le molestaba era esa sensación de abandono que recorrió su espina. La única familia (lejana y por parte de madre) que tenía y que solo había visto un par de veces en su vida le acababa de lanzar un ultimátum. Debía conseguirse un empleo, independizarse y olvidarse de ellos. Ya no había familia, ni siquiera a la distancia, que la ayudara. Tsukiko-san, una tía abuela, era la única parienta que conocía por parte de madre, y desconocía por completo a su rama paterna

Sonrió, porque para ella era mejor enfrentarse a los problemas con una sonrisa. No iba a ser fácil encontrar trabajo a los 16 años, pero daría lo mejor de sí para poder conseguirlo. Y todo eso estando sola.