Había acabado el verano, el tiempo de ir a casa había llegado… para ella no era fácil tener que regresar sola.
¿Sola? Así es, la pre-adolescente, Mabel Pines, debía regresar sola a California ¿La razón? Su hermano, Dipper Pines, había sido aceptado en una secundaria privada, de muy buena reputación, en un condado vecino muy próximo a Gravity Falls.
—Entonces…- pronunció sin mucha gana una incómoda y algo desolada Mabel, mientras miraba a su hermano con los hombros caídos. – cuida de pato.
—Mabs, en realidad no tengo que hacerlo.- le comentó su gemelo, rascando su nuca.- hay muchas escuelas buenas en California, yo no ten…
—¡¿Estás de broma?!.-le interrumpió la chica, casi gritando y dándole un suave golpecillo en el hombro, continuó.- No digas boberías, Dipp.- sonrió.- Esa escuela es genial, si fuera por mi yo también me quedaba.
Y no es que la chica Pines no quisiera hacerlo, ¡Lo había intentado! Y vaya que lo había hecho, pero simplemente no había logrado pasar el examen de ingreso con la cantidad de puntos suficientes para tener un lugar asegurado, y en la segunda vuelta* le habían dado "misteriosamente" su puesto a Pacifica, a pesar de que esa chica ni siquiera se había aparecido a presentar dicho examen.
—¡Pero Mabel!.- Insistió su hermano, pero la castaña hacía caso omiso a sus "pero"
—Déjame continuar Dipp.- odiaba cuando el chico la interrumpía, aunque ella hiciera lo mismo incluso con mayor frecuencia.- Es un sitio genial y lo sabes, además estarás cerca del tío Stan, de Soos y de Wendy.- dijo lo último guiñándole un ojo.- sólo cuida de Pato, mamá no quiere que o lleve a casa conmigo, ahh.- suspiró resignada.- no le veo animo de ceder, cuida de él y él cuidará de ti.
—"Es un cerdo".- pensó Dipper, pero sonrió de lado y meneo la cabeza en forma de afirmación.
—También cuídate tú a ti mismo, y a todos, confío en ti.
—Cuídate Mabel.- susurró el chico con tristeza.
—Animo.- dijo ella, sonriendo.- recuerda que aún hay cosas por descubrir en Gravity Falls.- palmeó el chaleco de su hermano, haciendo referencia al diario con el número "3" que éste siempre llevaba con él en ese sitio.- Te veo en el verano.
Y sin más abrazó fuertemente a su gemelo, se despidió del resto por segunda vez, con un gesto de su mano, y subió al coche de su madre.
—Te veo en el verano, Mabs.