La tarde se pasó rápido entre risas, bromas y demostraciones afectuosas entre Mabel y Pato, cayó la noche y un par de adolescentes cansados subían las escaleras en dirección al segundo piso hacía las habitaciones.

—Jajaja entonces caíste de lleno sobre el estiércol de unicornio?.- rió la castaña, burlándose de su acompañante.

—Ja-Ja muy graciosa Mabel.- rezongó medio molesto el chico.- ya te quiero ver …

—surfeando en popo de unicornio? Jajajaja Ay.- suspiró, limpiando una lagrimilla que escapa de su ojo a causa de la risa constante.

—Qué bueno que te diviertes.- volvió a comentar él, un tanto irritado.

—Te extrañé Dipp.- soltó ella sin más, mirándolo melancólica, él la miró con ternura y le acomodó un mechón suelto tras la oreja.

—También yo.- dijo sincero.

—Jamás habíamos pasado tanto tiempo separados.- dijo la chica desviando la mirada.

—Sí, ahora que lo dices, tienes razón. ¿Qué tal te ha ido en California?.- preguntó Dipper sentándose en la cama.- ¿Algo nuevo qué contar?

—¿Estás consciente de qué cualquier cosa que te diga será algo nuevo, verdad?.- preguntó ahora ella, entre risas.

—Suéltalo todo.- dijo él en falso tono solemne.

—Bien, señor Pines.- comenzó la chica, sentándose a su lado.- Han sido cuatros años bastantes…

—¿Qué creen qué hacen?

Una voz bastante familiar llamó su atención, giraron su vista hacia el marco de la puerta encontrando así al dueño de la voz.

—¡Tío Stan!- Chilló Mabel, corriendo a abrazarlo, el anciano correspondió el gesto y momentos después palmeo la cabeza de la chica.

—Ya, ya. Fue un reencuentro hermoso, ahora mueve tus cosas.

—Hey ¿De qué hablas, viejo?.- preguntó Dipper, levantándose de la cama.

—¿No creerás que ella dormirá aquí?.- Dijo el "Viejo" caminando rumbo a las maletas y señalando a Mabel sobre su hombro con su dedo pulgar.

—¿A qué te refieres?

—Ya no son unos niños Dipper, la adolescencia trae muchas cosas consigo. La revolución de hormonas es una de ellas.- El anciano comenzó a cargar la valija, haciendo algo de esfuerzo.- Diablos niña, ¿Qué tanto traes aquí?

—¡Por Dios tío Stan! ¿De qué basura hablas?.- gritó exaltada la pequeña pelimarrón.

—En verdad pesa , no me estoy haciendo viejo.

—¡No! Eso no, quiero decir, somos hermanos.

—Mabel, ¿Desde cuándo dices basura de esa forma?- inquirió el chico, ligeramente sorprendido.

—Cállate Dipper, no ayudas. Vine aquí a pasar tiempo con mi hermano, ¿En verdad harás que duerma en…

—¿Tú qué opinas Dipper?.- preguntó el viejo dueño de la Casa del misterio, soltando un momento la petaca de la chica, limpiándose una gota de sudor que escurría por su frente a causa del agotamiento.

—Emm yo…- Él susodicho miró a su tío, luego a Mabel, a su tío nuevamente y, por fin, suspiró derrotado, la cara entusiasta de su hermana se desvaneció ante el sonoro suspiro y el anciano del sombrerito volteo a verlo por primera vez en la noche.- Mabs, creo que el tío Stan tiene razón.

—Pero Dipp…

—Piensa en que sólo no se ve bien, muchacha. Andando.- Concluyó el mayor en la habitación, saliendo de esta con la pesada maleta de su sobrina.

—Buena noche Mabs.- deseo su gemelo apoyado en el marco de la puerta, mirándola alejarse con su tío por el pasillo.

—Nos vemos mañana Dippysauce.- Respondió ella, dando una graciosa media vuelta para mirarlo un rato diminuto, agitando la mano y guiñando un ojo con una ligera sonrisa, retomando su marcha a la habitación de la gran alfombra.

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La noche seguía su curso, el reloj marcaba las 11:59 p.m y el valiente Dipper Pines no lograba conciliar el sueño.

—Maldición, Dipper, cierra los malditos ojos y duérmete de una vez.- se dijo así mismo, y en acto de frustración apretó una almohada contra su rostro, como si estuviese embarrada de cloroformo y lograra hacerlo caer en la inconsciencia.

Truc, suena el pequeño y viejo radio-reloj sobre su buró marcando las 00:00 a.m, acompañado de un ligero toc toc sobre la fuerte madera de su puerta. Él aparta la almohada de su rostro y mira en dirección a esta. Silencio. Está por convencerse de que son sólo sus nervios, o su perversa imaginación cuando el leve toquido se renueva con un poco más de fuerza.

Se levanta dubitativo, se apoya contra el muro junto al marco y, sin abrir la puerta, habla.

—¿M-mabel?

Silencio nuevamente. El silencio se extiende unos eternos segundos más. El chico está por darse la vuelta para volver a su cama y un par de golpes por pensar que su gemela se encontraba, a media noche, tocando a la puerta de su habitación.

—¿Vas a tenerme en pijama en el pasillo toda la noche? Aquí hace frío.

Una muy conocida voz femenina resuena levemente, sin dudarlo un segundo más abre la puerta.

—¡Al fin! Hasta Pato habría abierto más rápido la puerta, de encontrarse aquí.

—¿Cómo iba a saber que eras tú?.- respondió irritado ante el comentario de su igual.

—Daa, te lo dije.

—Espera, ¿Dijiste "Daa"?.- cuestionó arqueando una ceja, sintiendo inmediatamente un delgado índice posando en sus labios, invitándolo a callarse.

—Ya es mañana.- dijo ella, sonriendo, a lo que él no pudo evitar devolverle la sonrisa.

—Estaremos en problemas.- dijo el jovencillo, haciendo con la mano un ademán para que entrara.

—Nunca provoques a una Pines, menos si se llama Mabel.- contestó triunfal, entrando en la habitación de su hermano en dirección a su cama.

—E-espera Mabel, ¿Qué haces?.- respingó el gemelo sorprendido y sofocado.

—Me acomodo para dormir ¿Tú qué haces aún de pie? Anda, chico malo, ¡A dormir!

El problema ahora presente resultó ser que hace algunos años, por problemas de espacio, la cama que ocupaba su hermanita había sido removida de su sitio y reemplazada por un enorme librero de roble.

—P-pero yo…

—Estuve pensando un momento, tío Stan tenía razón.

—Espera ¿Qué?-Preguntó con sorpresa y un fuerte sonrojo.

—Sí, no podría dormir aquí si sólo hay una cama.- hizo una pausa, notando la cara de confusión de su hermano.- Pero no te desanimes, dormiré contigo.

—M-mabel, eso no…

—Está decidido.- concluyó esbozando una sonrisa gigante.- y más vale que vengas aquí cuanto antes, a menos que quieras pescar un resfrío.

Y de ese modo, con la mandíbula muy apretada, los músculos tensos y las piernas flaqueando, el ya no tan pequeño Dipper Pines se arrastró hasta la cama, que por cierto aún era individual, para dormir junto a su hermana, si es que lograba conciliar el sueño.

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ABADEER SAYS: Hola. Una disculpa gigante, enorme, dirigida a las personas que gustaron de los primeros dos capítulos de este FanFic. Como sabrán, este fic se titula sin título (Untitled), precisamente porque no tiene uno, era básicamente un fanfic experimental (El primero que he hecho sobre esta serie grandiosa), realmente no esperaba continuarlo, llegué hasta este capítulo la noche que lo escribí, sólo que olvidé publicarlo. Fue una idea de una noche, y pum, que se me ocurre escribirla, pero honestamente no tiene ni pies ni cabeza, bien, quizá pies sí, porque me inventé todo un prologo xD pero el resto... supongo que fluirá. Hoy mismo intentaré continuarlo, quizá para mañana ya tenga un capítulo más. Si el capitulo es un asco o definitivamente no tiene sentido, es porque realmente no fluyó y está siendo forzado, en todo caso, ayúdenme diciéndome "Hey, chica, para, la estás regando".